Narrado por: Pastora Laura Mori Lamas
En Octubre de 1986, estuve por casualidad en un templo católico, esperando a un familiar, perdida en mis problemas emocionales, personales, sin importarme lo que allí estaba pasando, en un momento dado, perdí la noción de donde estaba y tuve una visitación del Dios viviente a mi vida, el lugar se iluminó con una luz brillantísima, todo el lugar, entre esa luz brillante comenzó a acercarse a mí, un personaje con una vestidura blanca, larga hasta sus pies, al acercarse a mi, pude ver que estaba con sus manos extendidas hacia mí, su cabello era ondeado hasta los hombros, su rostro se veía como de muchas aguas, en mi interior sabia que me estaba hablando, aunque no recuerdo qué me decía, yo lloraba mucho, cuando la visión termino después de un tiempo largo estaba parada en ese lugar sola, la gente se había ido, recuerdo que algo en mi interior, me decía que tenía que hablar con un misionero católico que estaba allí, me recuerdo que me senté en el borde de la puerta junto a este hombre y comencé hablar, hablar, algo dentro de mí me impulso a hacerlo, cuando termine, este hombre me dijo tres cosas:
- Busca a Dios.
- Aprende a leer la Biblia.
- Y sirve a Dios
Salí de ese lugar, y mi vida cambió totalmente ese día, tomaba muchas pastillas para los nervios, estaba en tratamiento sicológico psiquiátrico, me habían hecho el tratamiento del sueño, después de ese encuentro con Jesús, mi vida fue otra, en mi interior había una fuerza espiritual tal que rompí con todo lo que estaba haciendo que consideraba malo, mi vida tomó otro rumbo, sentía un hambre y una sed de conocer a Dios de aprender a orar, leer su palabra y a servirle. Comencé averiguar dónde podía ir, hasta ese momento no sabía que existían iglesias cristianas, nadie me había predicado el evangelio así que en la iglesia católica comencé a averiguar, entre en un grupo carismático, allí conocí a una hermana que también había tenido hacia unos años una experiencia con Jesús, de ella comencé a aprender a orar, leer la Biblia, con ella salíamos a predicar la palabra para los asentamiento humanos a orar por los enfermos, esto trajo como consecuencia que la iglesia católica nos prohibiera que nosotros continuáramos oyendo la voz de Dios, mas adelante el Obispo de la ciudad envió cartas a las iglesias para que no nos dejaran entrar.
En el transcurso de estos acontecimientos, tuve nuevas experiencias con el Señor. Me visitó en varias oportunidades, pude sentir primero su poder llenando mi vida, luego Él me fue enseñando a cantarle a orarle a leer la palabra, cuando no le entendía, El me decía que siga leyendo hasta que el Señor abría mi entendimiento para comprender su palabra.
Más o menos a los 2 años, El Señor me habló y me ordenó salir de la iglesia católica y que no volviera.
En mi casa el Señor seguiría formándome, enseñándome, diciéndome que esperara, con mis hijos pequeños, orábamos buscando cada día al Señor, predicando por los asentamientos humanos, para esto ya me había separado de esta hermana, ella se quedó en el catolicismo; como yo trabajaba en una empresa, dos personas recibieron al Señor y con ellos comenzamos a orar y leer la palabra en mi casa, nos reuníamos todos los días.
Un día tocó la puerta un hombre para pedirme que vaya a su casa a orar por su esposa que estaba paralizada de la cintura para abajo; fuimos con estas dos hermanas. Y el Señor se glorifióo sanando a esta persona, así empezó a formarse un grupo de oración, esta sanidad atrajo a muchas personas.
Más adelante el grupo fue creciendo y yo me preguntaba...Señor: "que es lo que quieres hacer aquí en esta casa?" Y poco a poco Dios fue revelando el propósito que tenia con nosotros.
Paso muchos años, este grupo de oración, en la que el Señor nos enseño muchas cosas principalmente que El es Santo, Santo, Santo, y que quería que fuéramos Santos como El.
En estos años vimos la mano de Dios moviéndose en sanidad, en liberación de endemoniados, cambiando corazones, sanando y consolando.
El Señor un día me pidió mi casa para él y le dije: Señor ésta es tu casa haz lo que Ud. desea, desde ese momento Él la tomó. En el año 1995, comenzamos a construir en el segundo piso el Santuario del Señor, tal como él lo indicó.
En mayo del año 1997 lo inauguramos.
Pasamos muchas pruebas y dificultades; para ello los hermanos hombres y mujeres, jóvenes adolescentes, apoyaron en la construcción de la obra.
El Señor es un Dios perfecto; El ya había confirmado el liderazgo pastoral en este lugar en mi persona, mas adelante a través de muchos siervos que nos han visitado.
Tenemos una visión y un propósito en Dios, El es un planificador perfecto.
La gloria de Dios se manifiesta cada día en éste su Santuario, como él lo dijo: Yo estaré siempre en este lugar".
Dios los bendiga.
